Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la https://keziawtho214718.iyublog.com/37423915/análisis-táctico-del-momento-del-cabezazo-de-zidane